LUCHA CONTRA EL DINERO OSCURO
Texto: Sheldon Whitehouse y Hank Johnson – Project Syndicate
Imágenes: Cortesía Google Images
Este artículo está escrito por los presidentes de las subcomisiones de justicia del Senado y de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Sheldon Whitehouse y Hank Johnson.
WASHINGTON, DC – Los tribunales estadounidenses están bajo asedio de intereses especiales de derecha, que quieren una justicia federal amañada que favorezca a los grandes empleadores sobre los trabajadores, a los megabancos sobre las pequeñas empresas y a los fabricantes de armas sobre las víctimas. Una y otra vez, ha prevalecido la agenda política que promueve la Sociedad Federalista (una de las organizaciones que más ha hecho por derechizar la justicia federal). Y si esta campaña obtiene fallo favorable en un caso ante la Corte Suprema al que pocos prestaron atención, intereses que operan en secreto consolidarán por muchas generaciones su primacía en la aplicación del derecho constitucional estadounidense.
Como presidentes de las subcomisiones de justicia del Senado y de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, hemos observado muy de cerca el alarmante avance del dinero oscuro sobre la justicia. Los intereses encubiertos que ejercen dicha influencia dictaron las tres últimas nominaciones para la Corte Suprema, y luego presionaron al Senado para acelerar las designaciones, por ejemplo, gastando millones de dólares en campañas nacionales de anuncios en radio y televisión (sobre todo, para apoyar la nominación del juez Brett Kavanaugh cuando estuvo en problemas).
Tras haber ayudado a instalar juristas afines en la justicia federal, una red de grupos jurídicos con interconexiones financieras se está turnando para llevar casos ante la Corte Suprema y presentarse como amici curiae («amigos de la corte», partes ajenas al litigio que ofrecen información al tribunal) con informes favorables a la sentencia buscada. Esta campaña cuidadosamente orquestada es el movimiento final de una enorme operación de captura de los tribunales.
La clave de la operación es el dinero oscuro: donaciones de origen desconocido. Los intereses especiales han creado una inmensa red de organizaciones pantalla encargadas de ejecutar cada parte de la captura de los tribunales: influir en la designación de jueces, llevarles demandas, presentarse como amici curiae para presionar por el resultado. Un testimonio reciente ante el Senado indica que sólo entre 2014 y 2018, esta red recibió 400 millones de dólares de dinero oscuro.
El éxito de esta campaña es lamentable. Incluso antes del ingreso de la jueza Amy Coney Barrett a la Corte en los últimos días del gobierno de Donald Trump, los cinco miembros de la mayoría republicana llevaban 80 casos sucesivos de ganar por 5 a 4 en decisiones favorables a intereses de importantes donantes del Partido Republicano. Pero puede que se lleven el premio definitivo si en Americans for Prosperity Foundation v. Rodriquez la Corte decide que el uso de grupos pantalla para influir en la política y en los tribunales por parte de una élite de donantes de derecha está protegido por el derecho constitucional a la privacidad.
La identidad de las partes litigantes dice mucho sobre lo que está en juego. La Americans for Prosperity Foundation es parte de una constelación de organizaciones pantalla financiadas por el multimillonario magnate de la energía Charles Koch, y su filial Americans for Prosperity funciona como brazo político. Todavía más elocuente es la nómina de grupos que se postularon como «amici» incluso antes de que la Corte Suprema aceptara tomar el caso. Aunque es común que estos grupos se presenten como amici en forma coordinada, que en este caso haya más de sesenta indica que está pasando algo grande.
Y la explicación está en el Congreso: poderosas entidades corporativas, muy involucradas en operaciones políticas encubiertas financiadas con dinero oscuro, han comenzado a negarse abiertamente a responder preguntas de los legisladores, invocando una protección conforme a la Primera Enmienda de la que nadie oyó nunca.
Irónicamente, las normas sobre transparencia del gasto en política son resultado de la sentencia de la Corte Suprema en Citizens United (2010), que dio vía libre a los grandes intereses económicos para actuar en política. Pero la Corte no insistió en su cumplimiento, y ahora que su equilibrio político se corrió hacia la derecha, es posible que esas normas, que están sólo «en los papeles», vayan a la trituradora.
En 2010 hubo un solo voto contra las normas de transparencia (el del juez Clarence Thomas). Pero luego las fuerzas del dinero oscuro introdujeron tres jueces nuevos en la Corte (y se prevé que el juez Samuel Alito también se pasará al lado oscuro). Eso crea una mayoría probable de cinco en favor de la libertad de operación del dinero oscuro (es sin duda lo que piensa quienquiera que esté detrás de los sesenta amici).
No hace falta decir que los intereses especiales que han construido un enorme aparato de influencia en torno de la justicia federal lo protegerán a cualquier costo. Prohibir el dinero oscuro sería poner fin al aparato, y sin el aparato no hay influencia. Es así de sencillo. La Corte Suprema actual, cuya composición es obra del dinero oscuro, puede ser la que reafirme su posición por mucho tiempo.
Como políticos, estamos convencidos de que Citizens United se decidió en forma incorrecta, y profundamente decepcionados por el hecho de que la Corte jamás hiciera cumplir los términos de su propia sentencia. Como resultado de lo que antecede, hemos sido testigos de corrupción y obstrucción a gran escala en el Congreso, y creemos que estos problemas son factores de la insatisfacción de la población respecto de su gobierno.
Todo esto será mucho peor si la Corte brinda protección constitucional a las operaciones de dinero oscuro. Una ciudadanía informada es uno de los pocos controles que hay contra el uso de poder e influencia en el gobierno. Negar a la ciudadanía información sobre lo que sucede en el país y en el gobierno es dar un golpe mortal a la democracia.
Un resultado que sin duda sería del agrado de las fuerzas autocráticas del dinero oscuro, que tanto hicieron y tanto gastaron para crear la Corte Suprema actual. Esas fuerzas se oponen a la democracia y quieren poder para multimillonarios que mueven los hilos tras la pantalla del dinero oscuro. No podemos permitir que suceda.
Traducción: Esteban Flamini
Project Syndicate
Sheldon Whitehouse, es integrante del Senado de los Estados Unidos por Rhode Island.
Hank Johnson, es integrante de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos por el cuarto distrito electoral de Georgia.
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