Arquitectura de alta tecnología con rasgos orgánicos:
Casa de la Cultura y las Artes Rey Abdullah II, por Zaha Hadid
Descubre cómo en este proyecto de Zaha Hadid se conjuntan tecnología e historia.
Fuente: arq.com.mx
(Mar, 13 Mar 2018) Zaha Hadid, Casa de la Cultura y las Artes Rey Abdullah II, inspirada en las cualidades del paisaje y la arquitectura de la milenaria ciudad de Petra, la Casa de la Cultura y las Artes Rey Abdullah II, diseño de Zaha Hadid,Zaha Hadid, Casa de la Cultura y las Artes Rey Abdullah II, inspirada en las cualidades del paisaje y la arquitectura de la milenaria ciudad de Petra, la Casa de la Cultura y las Artes Rey Abdullah II, diseño de Zaha Hadid se basa en una serie de trazos horizontales o capas topográficas que articulan los diferentes espacios públicos que conforman el centro de artes escénicas, generando un espacio continuo y en constante movimiento.
Desde sus primeras obras, era evidente el interés de Zaha Hadid en la exploración y desarrollo de nuevas formas arquitectónicas.
Su disposición a trabajar metafóricamente y su brillantez en la representación, facilitaron su exploración creativa de la forma, el espacio, la luz y el movimiento. Su dominio de los principios de la geometría espacial, además de haber hecho posible la realización de sus proyectos, permitió el progreso y la evolución de su trabajo, si bien, de manera lúdica, también con una notable precisión: cada rasgo de su arquitectura tenía un sentido, nada en ella era ornamento, a pesar de la complejidad de sus formas.
Independientemente del hecho constructivo en el que se aprecia una clara libertad formal, e incluso abarrocamiento, en la obra de Zaha Hadid subyace el pensamiento de las vanguardias arquitectónicas del siglo XX. Con las más innovadoras herramientas, materiales y sistemas constructivos a la mano, hizo posibles estructuras dinámicas, de máxima ligereza, de líneas oblicuas y elípticas que revelan soluciones que, aunque escapan a lo eminentemente funcional, exaltan los valores más aclamados por los modernos: las nuevas formas, la velocidad, el movimiento y sobre todo el uso de las nuevas tecnologías.
Es innegable que la imagen de la arquitectura de Zaha Hadid representa la era de la alta tecnología, del ciberespacio, de la inteligencia artificial; sin embargo, sus proyectos se fueron desplazando hacia agudas geometrías de rasgos mucho más orgánicos, como en el caso del Centro de Ciencia Phaeno, el Pabellón para la exposición de Zaragoza, el Museo Móvil para la casa de modas Chanel y el proyecto para la Casa de la Cultura y las Artes Rey Abdullah II, que es quizá, el que propuso una aproximación mucho más estrecha con las formas naturales. Para la Casa de la Cultura y las Artes Rey Abdullah II, Hadid, junto con su socio Patrik Schumacher, propuso una volumetría y soluciones arquitectónicas inspiradas totalmente en las cualidades del paisaje y arquitectura de la milenaria ciudad de Petra, Jordania: masas rocosas de color rosado, conformadas por diferentes capas topográficas o anillos fluviales y edificaciones esculpidas sobre los enormes bloques pétreos.
Erosión fluvial fue el concepto a partir del cual se determinó la solución arquitectónica del edificio, que a partir de una serie de trazos horizontales o capas topográficas articula los diferentes espacios públicos que conforman el centro de artes escénicas, generando un espacio continuo y en constante movimiento, como se percibe en los principales monumentos que conforman la ciudad. La relación con el paisaje no sólo está presente como un artefacto formal, sino que además es un aspecto que determina las posibilidades materiales con las cuales trabajar.
En este edificio, las sinuosas líneas que caracterizaron la mayor parte de la obra de Hadid son un rasgo con el que se establece la transición entre el afuera y el adentro; estas líneas establecen diversas relaciones que vinculan la plaza de acceso con el interior a partir de una gradación representada por los cambios de transparencia y por las posibilidades de acceso de cada espacio.
Aspectos como la continuidad en el uso de los materiales, las transparencias y las diferentes circulaciones dan como resultado un conjunto que permite el diálogo pleno entre el proyecto, los monumentos arquitectónicos de la ciudad y la naturaleza.
Acerca de la ciudad de Petra
Petra es un importante enclave arqueológico ubicado en Jordania. El nombre de la ciudad, perfectamente adecuado, significa “piedra”.
La ciudad rosa del desierto jordano es conocida por el bello color de sus piedras. La arquitectura de la ciudad tiene la cualidad de que no fue simplemente construida con piedras del lugar, sino que fue literalmente excavada y esculpida sobre las masas rocosas, lo que permite que se camuflaje con el entorno.
La ciudad de Petra es una de las nuevas siete maravillas del mundo. Erigida en las montañas, como en las laderas de un cañón, las estructuras que aún hoy se conservan fueron alguna vez la capital del reino, Nabateo. Abandonada durante mucho tiempo, fue revelada al conocimiento mundial por el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt en 1812. Petra permaneció igualmente inaccesible para casi todo el mundo hasta luego de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de los edificios de Petra no se construyeron sobre una red de calles sino directamente sobre las paredes del valle o excavadas en la roca. Los asentamientos se emplazan cerca de las fuentes importantes elementos urbanos y se formaron como sencillos campamentos tribales.
En los lugares considerados sagrados se colocaron piedras elevadas formando un conjunto llamado «baétryles» o Casa de Dios.
A lo largo de las paredes hay pequeños nichos que contienen esculturas de dioses. En el siglo I se inició la construcción de estructuras monumentales: las tumbas del Deir, del Palacio y de Corintio. Durante el siglo II los constructores de la ciudad adoptaron detalles arquitectónicos helenísticos: friso, arquitrabe y pilastra, y crearon un estilo nuevo de capitel denominado como Nabateo.
Fuente: arq.com.mx
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