Los números de la COVID-19
Texto: Anatole Kaletsky – Project Syndicate
LONDRES – Una muerte es una tragedia; un millón de muertes es una estadística. Independientemente de que Stalin verdaderamente lo haya dicho o no, se trata de una descripción cruelmente exacta de la realidad económica. El pánico mundial por el nuevo coronavirus, COVID-19, es comprensible, porque toda muerte prematura es una tragedia humana. Pero, independientemente de cuan insensible pueda sonar, serán los números los que determinen en última instancia el impacto económico y político de esta pandemia. Afortunadamente, en este caso, los números relevantes se comportan de manera mucho menos alarmante de lo que pueden sugerir los titulares cargados de pánico en los medios.
Esos titulares pueden tornarse incluso más histéricos en las próximas semanas, porque EE. UU. recién ha iniciado los análisis generalizados de coronavirus. Es casi seguro que la cantidad de estadounidenses contagiados y fallecidos por la COVID-19 aumentará rápidamente, y el sentimiento financiero y económico responderá en forma acorde, antes de que la opinión pública en ese país y el mundo comience a calmarse para fines de abril o mayo. Pero, sea cual sea la fecha específica, la evidencia estadística en los dos meses desde que comenzó el brote sugiere que la COVID-19 tendrá un efecto insignificante sobre la salud y la mortalidad en el mundo, excepto en la provincia de Hubei, en China, donde comenzó la epidemia.
Si dejamos de lado a Hubei, donde se permitió que el virus proliferase libremente durante un mes o más, el nivel de infección asintótico al cual parecen estar convergiendo todas las líneas se encuentra entre los 10 y los 100 casos por millón de habitantes, o entre un décimo y un centésimo de la tasa de infección confirmada de 1100 por millón en Hubei. La evidencia en todas las regiones infectadas, incluso considerando a la provincia de Hubei, de que la difusión del virus cae hasta un nivel insignificante una vez que la curva de contagio se achata, tal vez porque los pacientes con infecciones graves fueron rigurosamente aislados y tratados, mientras que el contagio de los portadores asintomáticos es en realidad mucho más débil de lo que se temió inicialmente.
Entonces, en vez de prepararnos para un escenario de película apocalíptica, en el cual los gobiernos autoritarios en todo el mundo reúnen a miles de millones de personas y las encarcelan en confinamientos al estilo de Hubei, el siguiente escenario parece más razonable. Por cada millón de personas en el mundo, parece probable que entre 10 y 100 contraigan el virus en forma observable. Con una población mundial de 7,500 millones, la cantidad de personas con coronavirus en el mundo, más allá de los 67 000 pacientes ya diagnosticados en la provincia de Hubei pasaría entonces de los 40 000 en la actualidad a entre 75 000 y 750 000.
Este parece ser un rango de incertidumbre muy amplio, pero lo importante es que incluso el extremo superior de este rango es mucho menor que los peores escenarios que actualmente dominan los medios. Aún más, si juzgamos según la experiencia clínica en los países asiáticos con sistemas de salud y administrativos decentes, es probable que solo el 2 o 3 % de esos pacientes muera. En Singapur, el país con la mayor tasa de infección inicial per cápita después de China, no murió ningún paciente de coronavirus hasta el momento.
Hay que reconocer que probablemente la mortalidad en los países pobres con atención sanitaria menos eficiente será mucho mayor. Pero incluso si la tasa de mortalidad mundial fuese cuatro o cinco veces más elevada que la experimentada por los países asiáticos avanzados, digamos un 10 % de mortalidad en vez del 2 o 3 %, eso significaría entre 7500 y 75 000 muertes a nivel mundial, además de los 2800 pacientes que ya murieron en Hubei. Sería una tragedia humana, pero como estadística con impacto económico o político, constituiría un punto imperceptible comparada con los 55 millones de personas que mueren al año en condiciones normales de salud y mortalidad.
Traducción al español por www.Ant-Translation.com
Project Syndicate
Anatole Kaletsky, es economista en jefe y co-presidente de Gavekal Dragonomics, y autor de Capitalism 4.0: The Birth of a New Economy in the Aftermath of Crisis.
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